Por Lluís Amiguet
Nuno Crato, exministro de Educación de Portugal
- ¿Cómo logró que Portugal ascendiera 44 puestos en los tests de educación Pisa?
- Para empezar, tuvimos que reconocer todos que nuestro sistema educativo no funcionaba.
- ¿En qué lo percibieron?
- Antes de ser ministro, ya en el 2002, nos dimos cuenta de que en los tests solo había dos países peores que Portugal: Irán e Islandia.
- ¿Islandia?
- Su educación no funcionaba. En cambio, la de Finlandia era excelente y tengo el orgullo de decir que durante mi ministerio superamos a los finlandeses en resultados TIMSS.
- ¡Enhorabuena!
- Fue un esfuerzo de todos durante una década y los tiempos que me tocaron gestionar a mí fueron muy duros: en el 2011, Portugal, en crisis de deuda, sufría recortes de la troika.
- ¿Y mejoraron resultados en vez de llorar los recortes? ¡Aún más enhorabuena!
- Cualquier sociedad que mida sus capacidades, acepte sus deficiencias y se proponga mejorarlas unida, mejorará. Nosotros, empezando por los docentes que se comprometieron, decidimos hacer más con menos.
- ¿Los resultados Pisa nos dicen todo sobre la calidad de la educación de un país?
- Es el menos malo de los modos de medir la calidad educativa y sin medir no se progresa.
- ¿No es usted demasiado resultadista?
- Soy matemático y estadístico y creo que si no medimos los rendimientos de los estudiantes, no podremos mejorar sus capacidades.
- ¿Educar no es algo más que evaluar?
- Sin evaluar no se puede educar. Yo quería ayudar, sobre todo, a los estudiantes más pobres; y eso pasaba por exigirles a ellos igual que a los mejores, pero dándoles, además, el refuerzo pedagógico y el apoyo necesarios.
- ¿A quien quieras ayudar, exígele?
- Los resultados nos demostraron que cuando exiges más a todos es cuando los más pobres o en principio menos dotados se superan y rinden más. Luego lo demostraron las notas.
- ¿Y el baldón psicológico de suspender?
- El baldón de verdad es la ignorancia. Y en eso cierta izquierda se está equivocando.
- ¿Cada vez se facilita más pasar de curso?
- Lo que hay que hacer es exigir igual a todos al tiempo que les refuerzas y ayudas para superar esa exigencia. La apuesta perezosa por la desigualdad es dejar de exigir a todos. Aprobarlos a todos es suspenderlos a todos.
- ¿Antes los colegios de niños ricos eran los que menos exigían?
- Cuando dejas de exigir a todos, los más ricos salen ganando y la desigualdad aumenta.
- ¿Los estudiantes ricos ya tienen su escalera social que no requiere de saberes?
- Porque es la de las relaciones, apellidos y el dinero heredado. Y eso la izquierda lo tenía muy claro el siglo pasado. Lea usted a Gramsci y verá de qué hablo. Los intelectuales progresistas antaño eran meritocráticos.
- ¿En vez de igualdad de mediocridades querían igualdad de oportunidades?
- Lo más justo es la igualdad de exigencias, porque la exigencia es la amiga de la excelencia. Y la izquierda creía que los más pobres debían autoexigirse más y el sistema educativo ser también exigente con ellos. Solo así el país progresaría, gracias a una clase dirigente surgida de lo más esforzado de la obrera.
- ¿Ahora el buenismo indulgente incentiva que todos aprueben todo sin esfuerzo?
- Y es aún peor el vaivén de sistemas y leyes educativas conforme van cambiando los partidos en el poder. Educar requiere consenso a largo plazo sin politizar las aulas.
- Aquí hemos perdido la cuenta de las leyes del postureo pedagógico legislativo.
- En Portugal tampoco podemos alardear de consensos, pero es cierto que tras comprobar nuestros fracasos en Pisa, hubo un cierto acuerdo transversal de los partidos para mejorar la educación. Y la mejoramos.
- ¿Qué hizo usted como ministro para incrementar la calidad pedagógica?
- En mi mandato hicimos un esfuerzo de atención a los programas, que tienen que ser exigentes, bien estructurados y ascendentes en progreso y conocimientos...
- ¿Y todos medibles?
- Solo con evaluación puede haber comprobación de error y corrección, ergo progreso.
- ¿Por qué la pedagogía alternativa suele desacreditar las evaluaciones?
- Esa pedagogía simplemente es comodona y lo cómodo es aprobar a todos, pero así perjudicas a los más débiles.
- ¿No es más eficaz enseñar que evaluar?
- A nadie le apetece hacer exámenes, pero sin ellos no sabes qué debes mejorar.
- ¿Qué hacer con el fracaso escolar?
- No dejar a nadie atrás. Ayudar a los niños con peores resultados a que se esfuercen más. No se trata de que los mejores sean aún mejores, sino de que todos progresen prestando más atención a los de en principio peores resultados sin dejar de exigirles igual que a todos.
- ¿Cómo lo sabe?
- En Portugal lo hicimos así y disminuimos el fracaso escolar. Mire números.