Por Alexis Romero y Raúl Bocanegra
Entrevista con Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía)
Después de una convulsa legislatura, que desembocó en su expulsión del grupo parlamentario que compartía con Podemos e IU, Rodríguez se dedicó, piedra a piedra, a levantar de las cenizas el proyecto andalucista –desaparecido del Parlamento andaluz en 2008 tras numerosos vaivenes y devaneos ideológicos– esta vez sin tutelas ni peajes estatales y nítidamente de izquierdas.
Ella es el rostro de Adelante Andalucía –lo han puesto de hecho en la papeleta para que nadie se confunda de lo que vota– y lo que busca esta vez es algo sencillo y al mismo tiempo de una complejidad extraordinaria: replantar una antigua semilla, la andalucista, de hondas raíces, que pueda volar como escribió Juan Ramón Jiménez: "Raíces y alas, pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen". Recibe a Público en la sede del partido en Cádiz, en La Viña.
- ¿Cuál es un resultado aceptable en estas elecciones?
- Nosotros queremos tener grupo parlamentario. Es algo a lo que aspiramos para tener suficiente voz. Pero meter un diputado para nosotros es abrir un espacio político nuevo, que es el del andalucismo, y darle representación parlamentaria. En cualquier caso, tendríamos más posibilidades de incidencia en la política que en los dos últimos años con 11 diputados como no adscritos.
- Tras situar a Yolanda Díaz como eventual arquitecta de un proyecto de izquierdas que está por conformar, parece que se están dando procesos de unidad de los distintos partidos y formaciones progresistas. De cara a las elecciones andaluzas, usted ha decidido no participar ¿Se ve en un futuro colaborando de alguna manera con este proyecto o lo descarta totalmente?
- Si hablamos de Por Andalucía, hubo una reunión en enero sin siglas todavía, a instancias de unos mediadores, donde se planteó la posibilidad de una candidatura conjunta; nosotros dijimos que nos parecía bien pero que antes queríamos que nos restauraran en el grupo parlamentario. Ponerse a construir un grupo político nuevo con la gente que te ha puesto en la calle ofrecía pocas garantías, y la respuesta fue que no, la decisión de no incorporarnos no fue exactamente nuestra, tampoco nos ofrecieron garantías para hablar del tema. Dicho esto, se trabaja con hipótesis en política, a partir del domingo podremos analizar si hay un espacio interesante para el andalucismo de izquierdas. Si lo hay y tiene potencial creemos que trabajando desde ese espacio podemos ampliar las bases de la izquierda; la suma de las habas contadas no va a posibilitar ser mayoría frente a la derecha y la extrema derecha. Ni yendo juntos en 2018 lo evitamos ni ahora mucho menos que han crecido tanto la derecha como la extrema derecha especialmente. El reto es a medio plazo y es ampliar las bases de la izquierda, y nosotros creemos que el andalucismo es un espacio posible de confrontación de las derechas desde otra perspectiva, con una actitud de alianza con las izquierdas del resto de los territorios del Estado pero construyendo esa habitación propia del andalucismo.
- ¿Y el andalucismo puede llegar a colaborar con el proyecto de Yolanda Díaz cuando se conforme?
- Sí, pero sin disolverse. Para nosotros es importante eso, no ser la sucursal de nadie.
- ¿Hay un pacto entre Moreno y Vox para hacer un gobierno?
- Desde hace tiempo. Llevamos cuatro años de legislatura gracias a un acuerdo entre Moreno Bonilla y el exjuez Serrano, hoy imputado por corrupción. Obviamente lo hay, lo habrá, se entenderán y pasará como en Castilla y León donde el candidato del PP también decía que iba a repetir elecciones si no obtenía una mayoría absoluta y donde Vox también decía que iba a querer responsabilidades importantísimas en el gobierno y luego han cogido consejerías sin atribuciones. Mucho me temo que ese trabajo lo tienen hecho.
- ¿A qué cree que se debe la imagen de 'moderado' de Moreno? ¿Cree que las divisiones y tensiones de la izquierda en Andalucía han impedido un desgaste mayor a Moreno por parte de la oposición? ¿Se ha hecho buena oposición?
- No. Podríamos haber hecho una oposición mejor. Para empezar, la oposición a Moreno Bonilla prescindió de 11 diputados, de sus intervenciones y sus posibilidades. Además, evidentemente no tener una buena relación también supone no poder tejer alianzas y espacios para poder confrontar las políticas de derechas. También nos hemos encontrado un PSOE que ha acordado muchas de las políticas que Juanma Moreno ha puesto en marcha: la ley del suelo, una de las más importantes que se ha aprobado en esta legislatura se hizo de acuerdo con el PSOE; o los regadíos en Doñana, la toma en consideración; y hubo casi un acuerdo de Presupuestos. La actitud de Juan Espadas ha sido siempre de tender la mano a Moreno Bonilla más que de desenmascarar que es un líder de derechas, que abarata luego los impuestos a las grandes fortunas, privatiza la Sanidad, empeora la asistencia sanitaria pública…
- Cree entonces que el PSOE tampoco ha hecho una buena oposición.
- Viendo venir a Juanma Moreno Bonilla, que ha estado toda la legislatura disputándole al PSOE esos 500.000 votantes de izquierdas que se nos fueron en 2018, entre uno y otro disputándose ese pastel. Unos pensaban que tendiendo la mano iban a conseguir disputárselo al PP y yo creo que al final se los han regalado. Esto lo contrastaremos el lunes, pero creo que no ha sido buena idea, que era necesario desenmascarar antes a Juanma Moreno Bonilla y hablar de sus políticas antes. La beligerancia, entre comillas, que vimos por parte de Juan Espadas con Moreno en el último debate no la hemos visto a lo largo de esta legislatura.
- ¿Cómo se frena a la ultraderecha? ¿Considera que hay que enfrentar de manera directa los marcos negacionistas, machistas y xenófobos, o eso entraña el riesgo de darles visibilidad?
- Cuando superan el 15% en las expectativas de voto ya son visibles, ya están ahí, no puedes no mirarlos y es como una cosa enorme que está ahí en la habitación, no va a dejar de existir porque tú no la mires. Cuando eso pasa, es obligación de quienes defendemos los derechos humanos confrontar los argumentos que ellos plantean. Cuando estamos en prime time en televisión, con un montón de gente viendo el debate, es una oportunidad para defender sus políticas de odio; eso en un debate, en un grupo de WhatsApp de la familia o en el equipo de fútbol o en la cofradía. Cuando alguien cuela un bulo de la extrema derecha hay que responderle con argumentos, no diciéndole "eres un fascista" y ya está, o que "hay que encender la alerta antifascista" y ya está, o las feministas enfadadísimas porque hay alguien muy machista en la habitación. Hay que hacer otra vez pedagogía y hay que volver a explicar otra vez por qué se tiene que llamar violencia de género, por qué el feminismo es necesario o por qué la educación sexual es importante, o por qué no es verdad que la criminalidad y la inmigración vayan de la mano. Lo de la torrija parece una tontería, pero el humor también es un elemento importante. Lo de Iberdrolona iba también un poco en ese camino, para resaltar que no son pueblo, que son gente como la casta pero ya digievolucionada, la casta al cuadrado ¿Os acordáis cuando hablábamos de la casta? Estos ya vienen puertagirados, no hay que esperar a que salgan de la política porque vienen de los consejos de administración de las grandes empresas del Ibex. El jefe de campaña (de Olona) es hijo del jefe de Pescanova, el de los tirantes que lleva siempre detrás, lo de Olona es casi lo de menos, lo de Iberdrola. Desenmascarar eso y hacerlo con humor también es útil.
- ¿Marín ya le ha mandado torrijas?
- Todavía estoy esperando. Dice que en Semana Santa, que las torrijas no se pueden hacer ahora. Yo eso no lo he entendido en la vida ¿Por qué no se pueden hacer torrijas en agosto, con lo buenas que están? Yo estoy en contra.
- Ver ese tipo de discursos en la televisión, las tertulias, los debates electorales o, incluso, los parlamentos y los ayuntamientos se ha convertido en algo habitual ¿Cómo se ha llegado a esto? ¿Estamos en un momento de ola reaccionaria?
- Sí, estamos en un momento de ola reaccionaria, y hay muchas causas posibles. Eso estaba ahí, y eso es lo más grave, no que salga en la tele o en los Parlamentos, sino que está en el barrio, en los institutos, en la calle, y los motivos de eso yo creo que hace falta que pase un tiempo para que lo podamos evaluar, pero pueden haberse alineado varias cuestiones. Primero, el desencanto con la política una vez más; después de una ola de ciertas expectativas en la posibilidad de un cambio luego viene el desencanto y el voto de la indignación creo que hoy es el voto de la extrema derecha. Luego, la pandemia también ha generado una sociedad con miedo, que asimila la posibilidad de que se van a dar cosas inesperadas en cualquier momento que van a cambiarte la vida, y creo que eso hace que opciones políticas que se presentan a sí mismas como opciones de orden, de líderes autoritarios, está un poco también con el ritmo de los tiempos, de la postpandemia. Realmente lo que más duele es que de alguna forma hemos abandonado socialmente la posibilidad de combatir a los de arriba, y cuando quitas de tu cabeza la posibilidad de combatir a los de arriba, de mejorar tus condiciones laborales, de luchar contra las entidades financieras, defender a los vecinos frente a los desahucios, de todas esas cosas que soñamos durante el 15M y que se convirtieron en sentido común, cuando abandonas esa expectativa y dices "eso no se puede hacer, no va a pasar", lo que queda es pelearte por las migajas con los de abajo. Y en esa pelea por las migajas tú eres español y tienes derecho antes que otra persona. De alguna forma también estamos en un momento muy identitario más que racional, más que de pensar buenas medidas políticas para resolver problemas; creo que la gente ha dejado de creer en esa posibilidad en este momento y lo que espera es que alguien represente lo que él es, más que lo que tiene o cómo vive. Nosotros creemos que el andalucismo puede ser una herramienta en ese sentido también, una suerte de identidad refugio; si la gente necesita identidad en un momento de incertidumbre el andalucismo puede ser un espacio identitario vinculado a valores históricamente progresistas, modernos, vanguardistas. Frente a un españolismo muy reaccionario, un andalucismo muy progresista.
- Usted criticó de manera muy dura la petición de Por Andalucía para que los excluyeran de los debates electorales ¿Es esto un síntoma de que la unidad después de las elecciones es imposible?
- La unidad ya no porque ya no somos uno, somos dos. Lo que es posible es la colaboración, pero no la unidad porque ya somos dos cosas diferentes. Nosotros hemos ido haciendo un proceso desde hace año y medio, cuando fuimos expulsados, en el que nos entendemos a nosotros mismos como algo diferente que quiere tener espacios de colaboración con las izquierdas porque creemos que la solución a los problemas de esta tierra pasa por políticas de izquierdas, pero desde nuestro propio espacio. Ya no vamos a ser uno nunca más, pero no pasa nada, podemos encontrar espacios en común.
- ¿Se abstendría Adelante Andalucía en una votación de investidura de Moreno para que Vox no entrara al gobierno?
- No. Creemos que eso es hacerle un enorme favor a Vox. Después de eso es definitivamente el 'todos contra Vox', después de eso ellos son la única alternativa a todos los demás, que somos la élite política, los políticos frente a la fuerza política emergente que es la única alternativa, que es Vox. Eso es facilitarle a Vox una mayoría absoluta en las siguientes elecciones; yo creo que ellos sueñan con esa posibilidad.
- ¿Haría presidente a Juan Espadas?
- Eso es otra cosa. Sí, eso sí lo haríamos; además lo hemos hecho siempre, si hemos tenido oportunidad y dependía de nuestro voto hemos dado investiduras al PSOE, pero no cogobernando con ellos, que es una de las diferencias que teníamos con Unidas Podemos en su momento. En el Ayuntamiento de Sevilla ha gobernado Juan Espadas porque nosotros le dimos el voto, en Jerez hemos dado investiduras al PSOE, y hemos recibido investiduras del PSOE, como en el caso de Cádiz, pero sin cogobernar.
- ¿Qué ha fallado para que María Salmerón esté en prisión?
- A mí lo que me da más miedo no es solamente la representación de la extrema derecha en las instituciones, sino que impongan su marco mental. Es posible que el Gobierno no esté indultando a María Salmerón por miedo a la reacción de las derechas. Por tanto, ni siquiera hace falta que gobierne Vox porque impone sus marcos mentales a quienes están gobernando.
- El Gobierno sostiene que no podía dar un indulto sin prevaricar.
- Hay prevaricaciones y prevaricaciones. Si te acusan de prevaricación por intentar hacer algo que es de sentido común, es bastante más interesante que si te acusan de prevaricación por otras muchas barbaridades que le ocurren a muchos de los altos cargos de los partidos que gobiernan hoy. A mí me obsesiona eso: como Vox no gobierna ya estamos tranquilos, pero van poco a poco imponiendo su marco mental, y hacen que por ejemplo no le respondamos en un debate porque no queremos tener al día siguiente el tsunami de trolls que nos van a poner de vuelta y media en las redes sociales. Yo tengo la impresión de que hay algo de eso ahí, y es terrible porque entonces imagínate.
- El andalucismo parece haberse puesto de moda. Todos los partidos lo han reivindicado en campaña menos Vox ¿Qué diferencia a su proyecto del resto en esta cuestión?
- Una cuestión muy objetiva y muy concreta: somos un partido andaluz que toma sus decisiones siempre de Despeñaperros para abajo. Si hay que tomar una decisión sobre exigir a un gobierno o a otro una infraestructura, una inversión, unas políticas concretas, el criterio no va a ser el del partido, sino siempre el del territorio.
- ¿Es buena la reforma laboral para los trabajadores y las trabajadoras de Cádiz?
- Sí, pero no suficientemente buena. Yo escribí en su momento un artículo de esto en Público que hablaba de que el problema era celebrar excesivamente algo que no era la derogación de la reforma laboral, renunciar verdaderamente a la derogación de la reforma laboral de Rajoy. "Todo lo que podíamos hacer lo hemos hecho, vamos a acabar con el paradigma de la precariedad en España"; es bueno que la gente no tenga contratos temporales, sino que los tenga indefinidos porque les ofrece ciertas garantías jurídicas, pero si no tocamos la causalidad del despido y su precio, sobre todo, pues verdaderamente casi cuesta lo mismo despedir a un obra y servicio que a un indefinido. Luego, hemos estado con alguna gente que incluso se ha visto perjudicada; las kellys nos decían que como todas son indefinidas ahora lo que hacen es aprovechar el periodo de prueba del contrato indefinido, que es más largo que el de obra y servicio, entonces están contratando a mucha gente en periodo de prueba y después despidiéndola a los dos meses. Es verdad que son prácticas fraudulentas, pero con esto quiero decir que no se han ofrecido las suficientes garantías como para evitar ese tipo de prácticas.
- ¿Estaría en un gobierno que le impidiera cumplir buena parte de sus objetivos pero que sirviera para mejorar la vida de la gente?
- Nosotros cuando hablamos de gobierno sabemos de lo que hablamos, que gobernamos una ciudad en una capital de provincia, y sabemos que uno no puede cumplir ni siquiera a veces con el 100% de las propuestas que uno se hace a sí mismo, ni siquiera ya con un socio de gobierno. El problema en este caso para mí es, a expensas de que pueda cambiar algún día, cogobernar con el PSOE en particular, que tiene la costumbre de incumplir sistemáticamente sus compromisos de gobierno. Eso lo dijo Pablo Iglesias, no es amigo mío, pero estoy de acuerdo con él en eso. El 90% del programa seguramente sean incumplimientos, entonces tú entras en el gobierno con el PSOE y ya de entrada asumes que vas a tener que tragar una serie de contradicciones como propias y que, además, puede que de tus logros se beneficien ellos. Para mí no es una cuestión de principios no gobernar con el PSOE, es que creo que no es inteligente y además no hay ni un solo caso en España donde después de un cogobierno con el PSOE haya crecido lo que tenía a su izquierda dentro del gobierno.
Si ese gobierno lo ha hecho bien normalmente el PSOE ha conseguido mayoría absoluta y si lo ha hecho mal le ha dejado todo el camino de la insatisfacción y de la indignación a la derecha y, ahora además, a la extrema derecha. Por eso era posible desde mi punto de vista tener un equilibrio entre conquistar cosas, cambiar la vida de la gente por la vía de la negociación de presupuestos, de leyes, etc, al tiempo que te planteas como alternativa a un PSOE que históricamente ha traicionado sus compromisos de gobierno, de clase, no sé como llamarlo. Yo estaría dispuestísima a cogobernar con IU, sé perfectamente el tipo de prácticas que tienen, pero habitualmente creo que es gente que tiene más tendencia a cumplir con sus programas electorales. Lo hacemos con ellos en esta ciudad (Cádiz) a pesar de los pesares y de lo que ha pasado, que no es importante. Pero con el PSOE no, a expensas de que cambiara, ojalá cambiara el PSOE y pudiéramos fiarnos otra vez de ellos.
- Imagínese que el 20 de junio está en el Gobierno de Andalucía ¿Cuál sería su primera medida?
- Lo que es necesario para ya en Andalucía no es una medida del día siguiente, es una medida a medio y largo plazo. No hay un crecepelo para el problema de dependencia económica y de desigualdad social de Andalucía, es un trabajo a medio y largo plazo. Dejar de dar licencias por ejemplo a proyectos fotovoltaicos de macrohuertos que benefician al oligopolio y empezar a apostar por la economía social y desarrollar modelos de gestión de las renovables que apuesten por el autoconsumo para los sectores económicos y las familias, y que eso construya un sector potente, que en Andalucía podemos ser líderes por nuestras condiciones climáticas. También la apuesta por el empleo de calidad en el seno de la Administración y de sus contratas correspondientes. Todo ese tipo de políticas son necesarias, no se hacen a corto plazo y necesitan de una reforma fiscal importante.
Lo que si se podría hacer a partir del día siguiente es una cuestión que creo que sí que tiene pendiente esta tierra y que tiene que ver con el ascenso de la extrema derecha aquí o con parte de su argumentario, que son medidas de regeneración democrática. Por ejemplo el decir ¿nos toca como Adelante Andalucía nombrar a todos los gerentes de los hospitales de Andalucía, directores generales, jefes de servicios..? Pues decidimos no hacerlo, renunciamos a cambiar los enchufados del PSOE por los del PP y luego por los de Adelante Andalucía; lo que hacemos es arbitrar un sistema por el cual los servicios se autogobiernen, como los consejos escolares. Separamos administración de gobierno y de partido: los vasos comunicantes entre estas tres cosas están en la raíz de muchos de los casos de corrupción de Andalucía. También quitar las ayudas al alquiler de los altos cargos, eliminar los privilegios en dietas sin justificar de los diputados… Medidas que nos acerquen a la ciudadanía y acaben con esa visión de que los políticos somos todos una panda de golfos loca por enriquecerse, eso tiene su importancia como cortafuegos de la extrema derecha.